El fútbol es un deporte en el que juegan 11 contra 11 y siempre gana el Milan
Desde que tengo uso de razón un equipo copa el protagonismo en la Liga de Campeones (o en la antigua Copa de Europa) : el AC Milan. En las pasadas eliminatorias de la presente edición de la Champions League en las que los rossoneri han tomado parte ya he dado mi punto de vista acerca del maridaje de los milanistas con la competición y, por tanto, no voy a extenderme mucho en volver a narrar las excelencias del club de Berlusconi con la más importante competición de clubs del mundo.
Atenas vivía la repetición de la final de hace dos temporadas. Liverpool y Milan se veían las caras en un magnífico escenario coloreado con una ceremonia de apertura más propia de una inaguración de unos Juegos Olímpicos que de una final continental futbolística.
La puesta en escena restó épica. Soy de los que creen que los instantes previos al arranque del partido se convierten en un espectáculo sin igual cuando el protagonismo lo cobran las gradas y no las coreografías en el césped. La escenografía restó ímpetu a las aficiones y el "You'll never walk alone" y los sonoros cánticos de los "tifosi" quedaron anestesiados por el teatro.
El Milan buscaba la séptima. El Liverpool la sexta. Rafa Benítez buscaba su cuarto título europeo en 4 años (incluyendo la Supercopa europea). Carlo Ancelotti buscaba su segundo título continental. Dos equipos trabajados, perfectamente diseñados, tácticos, cuadriculados, estudiados, sin rienda a la improvisación, al fútbol de ataque, al espectáculo. Con estos ingredientes la final no prometía mucho fútbol y las formaciones saltaron al terreno de juego de la misma manera que las aficiones les recibieron, anestesiadas.
Pocas novedades en los dos onces. Ancelotti no variaba el dibujo habitual. Dida bajo palos, Oddo en el lateral derecho, Jankulovski en el izquierdo, Nesta y Maldini en el centro de la defensa, Ambrosini y Gattuso como medios defensivos, Pirlo como organizador, Seedorf y Kaká en la media punta relativamente centrados e Inzaghi en punta, quizás la máxima sorpresa de la formación inicial italiana al no contar con la presencia, de inicio, de Gilardino.
Benitez sí modificaba ligeramente su esquema inicial. A los habituales Reina (en puerta), Finnan (lateral derecho), Riise (lateral zurdo), Carragher y Agger (centrales), Xabi Alonso y Mascherano (medio centros) el técnico español reforzaba el centro del campo con Gerrard retirando a un punta, teóricamente Bellamy. Pennant y Zenden se abrían a bandas y Kuyt figuraba como único delantero.
El Liverpool fué el dueño del primer tiempo. Los "reds" buscaron con mayor insistencia el marco rival aunque el juego no fué en absoluto el vistoso y dinámico ofrecido una semana antes en la final de la UEFA. Los dos equipos se respetaban en exceso. Balones largos, falta de combinación, demasiada imprecisión... miedo al error.
El Liverpool trataba de hacer daño por las bandas, especialmente por la derecha a través de las incursiones de Pennant. Zenden quedaba más rezagado, como volante ayudando a los medio centros en la contención de Pirlo. Gerrard, como viene siendo habitual en los partidos clave, aparecía y se multiplicaba sumándose con insistencia al ataque, descolgándose a banda y colaborando en la recuperación si era preciso.
Marcaje zonal, con pocas ayudas y defensa reculada, abandonando el fuera de juego después de ver como, al primer intento, Inzaghi lo rompía con maestría (el italiano es un auténtico especialista en destruir el off-side). Mascherano estuvo muy correcto en la recuperación y Riise bastante participativo en ataque.
El Milan jugaba agazapado, con Seedorf desaparecido, Jankulovski ligeramente desbordado, Kaká poco inspirado (jugó en banda la mayor parte del primer tiempo), Pirlo incapaz de retener el balón y jugarlo ante la "avalancha" de balones largos e Inzaghi aislado en punta. La banda derecha milanista era un desierto que alguna tímida subida de Oddo no arruinaba por completo. Gattuso y Ambrosini rendían a buen nivel en la contención ayudando el primero a Oddo en las subidas de Zenden y Riise por la izquierda.
Los ingleses dispusieron de las mejores ocasiones (todas a través de disparos lejanos) de un primer tiempo aburrido. En el 10' Pennant recuperaba un balón mal controlado por Jankulovski y tras combinar con Kuyt disparaba raso y cruzado a las manos de Dida. En el 22' Gerrard probaba con una volea desde la frontal que salía por encima del travesaño. En el 26' era Xabi Alonso que golpeaba de primeras un balón suelto que salía a escasos centímetros del poste izquierdo y en el 31' era Riise quien también probaba de lejos saliendo el balón, de nuevo, por encima del larguero. Los "reds" dominaban e incomodaban al Milan pero una vez más una de las máximas categóricas del fútbol apareció : Si no "matas" el partido ante un equipo italiano, a las primeras de cambio ellos te "matarán" a ti.
Era el minuto 44 y Kaká era objeto de una falta en la frontal del área inglesa por parte de Xabi Alonso. Una falta peligrosísima que ejecutaba Pirlo con fuerza al palo del portero. Una sutil e involuntaria intercepción de Inzaghi desviaba la trayectoria del esférico ante un Reina batido y el primer tanto subía al marcador. Sin hacer absolutamente nada el Milan se iba a las duchas con doble ventaja (resultadista y moral, al golpear primero a solo 1 minuto del descanso).
El Liverpool apretaba aún más en la reanudación, retomando el control del balón y sumando efectivos al ataque. Benitez daba entrada a Kewell en el 58' para aportar mayor profundidad al ataque por banda izquierda retirando a Zenden. El Milan jugaba al "acordeón", desplegándose mucho para presionar la línea defensiva del Liverpool en la salida del balón y replegándose y juntando líneas una vez superada.
En el 62' Gerrard tuvo una de las mejores ocasiones del encuentro al robar a Seedorf en defensa y encarar a Dida ligeramente angulado a la izquierda. Su disparo con el interior del pie derecho fué bien atajado por el meta brasileño arruinando una clara oportunidad de igualar la contienda.
Benítez se jugaba el todo por el todo y hacía adelantar metros a la línea defensiva aumentando el riesgo de contraataque italiano. Los reds monopolizaban el juego y buscaban con insistencia pero sin profundidad el marco rival. Pennant no verticalizaba por banda, jugando atrás para evitar errores, quizás muy superado por un partido de tal calibre, y el Liverpool desaprovechaba así una de sus mejores armas, tratando de nuevo de sorprender con disparos lejanos como el de Riise en el 67' (muy desviado a la derecha de Dida) o Gerrard en el 71' (desviado a la izquierda).
La última fase del encuentro entró en descontrol, con un Liverpool venido a menos, agotado física y mentalmente ante la imposibilidad de llegar con claridad al marco del Milan. Crouch entraba como revulsivo en el 75' por Mascherano para tratar de rematar algún balón colgado al área. Kaladze entraba por Jankulovski en el 78' y el Milan sentenciaba en el 80' con el segundo de Inzaghi en un mano a mano con Reina perfectamente ejecutado.
Kuyt recortaba distancias en el 87' al rematar de cabeza un corner pero no había tiempo para repetir el milagro de Istambul y 20 segundos antes del fin del tiempo añadido el colegiado pitaba el final del encuentro que proclamaba campeón al Milan.
Maldini levantaba la séptima copa de Europa milanista, una copa plagada de suerte en los emparejamientos previos y en su inclusión en la competición a ultimísima hora amnistiado por la Federación Italiana cuando el "Moggigate" estuvo cerca de condenarlos a segunda. Pese a todo el Milan es de "otra pasta" y con un increíble sentido de la competitividad se convierte en un ganador nato sea cual sea su situación. Los rossoneri quizás no tenían el mejor equipo, ni el mejor entrenador, ni el mejor esquema táctico, ni las mejores individualidades...pero tenían ese don que pocos equipos poseen. El don de la victoria y el espíritu del buen trabajo, dos condiciones que, cuando confluyen, hacen de un equipo de fútbol un conjunto prácticamente invencible.
Felicidades al Milan. Felicidades al Liverpool. Y una pequeña recomendación para el resto, aprendan y mejoren. Aunque lo crean no son los mejores. Porque el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once...y siempre gana el Milan.
Etiquetas: Actualidad, Champions League
5 Comments:
El espectáculo no estuvo en la técnica de los jugadores sino en la táctica de los entrenadores.
Ancelotti fue fiel a su 4-3-2-1 y Benitez fue fiel a estudiar al rival y plantar un equipo según el contrario.
Ganaría quien tuviera más fortuna...y así fue.
Un Saludo!
PD: Le doy un sobresaliente al artículo ;-)
Je,je,je,gracias por el sobresaliente Luisi.
Pues yo creo que no hubo espectáculo alguno, ni técnico (salvo la ruleta de Kaká y la semiruleta de Xabi) ni táctico (ningún equipo sobresalió ni en ataque ni en defensa). Para espectáculo táctico el recital que hizo el Milan contra el Manchester por ejemplo. Como dices fué un partido a cara o cruz. El que tuvo más fortuna ganó. Una pena de final en comparación con la de la UEFA y, especialmente, porque iba a favor del Liverpool...
Un saludo!!!!
Gana siempre e incluso pierde finales cuando va ganando 3-0.
Final soporífera, aburrida y sosa. Sólo hubo algo de emoción al final. Para mí, un partido sin historia.
Enhorabuena al Milán, pero no recordaré esta final dentro de unos años.
Excelente blog
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