lunes, mayo 07, 2007

Sin bajarse del autobús

El Manchester United se ha proclamado al fin campeón de la Premiership. 2 jornadas antes del fin del campeonato los de Ferguson han "cantado el alirón" aprovechándose del tropiezo del Chelsea ante el Arsenal en el Emirates Stadium donde no pudo pasar del empate a uno ayer, sumando un punto que le dejaba a siete de los red devils, distancia imposible de alcanzar en las dos jornadas restantes y que ha convertido al United en campeón de la liga inglesa por decimosexta vez en su historia (solo a 2 triunfos del Liverpool, que lidera el palmarés con 18). Los red devils logran la Premier tras 3 temporadas en las que Arsenal y Chelsea (por dos veces) conseguían alzar el trofeo en detrimento del gran dominador del fútbol inglés de la pasada década.

Poco se puede decir de la trayectoria de los dos contendientes en esta campaña. Manchester y Chelsea han mantenido un cerrado pulso desde las primeras jornadas, manteniéndose el United por delante a una ligera distancia respecto los blues, distancia que se mantuvo inalterable durante gran parte del calendario en el que ambas escuadras lograron increíbles rachas (7 triunfos consecutivos y 12 partidos seguidos sin conocer la derrota por parte de los de Old Trafford y 8 triunfos consecutivos y 12 partidos seguidos sin conocer la derrota por parte del Chelsea). Ambos equipos se vieron las caras en Manchester el 26 de noviembre reafirmando la enorme igualdad existente con un empate a uno. Finalmente los de Mourinho han perdido fuelle en la lucha por el título encadenando 3 empates consecutivos en las últimas 3 jornadas que han servido en bandeja la liga al United, cosechando éstos 2 victorias y un empate que finiquitaban el campeonato antes de la que se preveía batalla definitiva, el próximo fin de semana en Stamford Bridge.
En 36 jornadas el Manchester United ha perdido solamente 4 partidos, 1 más que el Chelsea que ha empatado 9 encuentros por los 5 de los red devils. Ambos equipos han sido insultantemente superiores al resto obteniendo un amplísimo márgen en relación al "minigrupo" de perseguidores que copan "puestos Champions" (Liverpool y Arsenal, ambos a 14 puntos de distancia). Además el equipo mancuniano ha marcado la friolera de 83 goles (2'3 por encuentro, 20 más que el Chelsea) y solo ha recibido 26 (3 más que Chelsea y uno más que el Liverpool). Números sensacionales que hacen del Manchester un más que justo campéon y desequilibran el "proyecto Abramovich", que no solo no ha conseguido el objetivo impuesto a principio de temporada, la Champions, sino que se ha quedado sin lograr la tercera Premiership consecutiva dejando el futuro de Mourinho y de algunas de las estrellas del equipo en seria duda. La irrompible hegemonía de los blues en Inglaterra podría haber llegado a su fin demostrando una vez más que el hipotético poder del dinero no siempre obtiene los frutos deseados sobre el terreno de juego.

Tarjeta Roja a la Premiership.

Las ligas nacionales no tienen ni de lejos la emoción que tiene la liga de campeones, las eliminatorias finales de la UEFA o la misma FA Cup, especialmente en temporadas en las que un dominador absoluto se escapa en la clasificación y finiquita el campeonato varias jornadas antes del final del calendario. Jugarse un título a cara o cruz en una mágica final, con la consiguiente liturgia de la ceremonia de entrega del trofeo y toda la emoción que envuelve a esa cita es difícil de trasladar al "campeonato de la regularidad". Si además el vencedor debe enterarse de la feliz noticia en cualquier otro lugar que no sea un terreno de juego la magia se desvanece por completo y hace de ese torneo una especie de pantomima.
Eso es lo que ha sucedido con la Premiership. Al igual que lo acaecido en Francia, el campeón del campeonato inglés ha tenido que celebrar el título mirando por televisión el fracaso de su rival desde sus casas, hoteles de concentración o cualquier otro lugar ajeno a un estadio de fútbol. Los numerosos elogios que recibe la organización de la Premiership merece, por una vez, un pequeño "palo". Y es que la jornada de este fin de semana (o en su defecto los encuentros de los equipos que se jugaran alguna cosa) debería haberse disputado entera el mismo dia y a la misma hora. De esta manera el Manchester hubiera podido celebrar como se debe su victoria, pese a hacerlo en el feudo de su máximo rival, el Manchester City, lo que hubiera añadido una adicional dosis de morbo que el planteamiento final con ambos encuentros separados por un lapso de más de 24 horas ha hecho desaparecer completamente. El preparar el trofeo en el escenario donde un equipo pueda proclamarse campeón para entregarlo al término de los 90 minutos (como sucede en la Bundesliga o la Eredivisie) es algo que algunas de las más importantes competiciones como la liga española o la Serie A italiana deberían plantearse para cuidar la imagen y la épica de dichos campeonatos.

Fotos y gráfico : bbc.co.uk

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