Rendirse a la evidencia
En footgol he sido siempre bastante crítico con la filosofía Benítez. Recuerdo haber escrito a principio de temporada un artículo titulado "Liverpool o el museo de los horrores" en el que no dejaba en muy buen lugar al técnico español y su fútbol. Lo cierto es que a nivel futbolístico sigo en mis trece. No comparto en absoluto el sistema Benítez pero hay una cosa que no admite duda posible, Rafa gestiona como nadie un vestuario de las características del Liverpool, un lugar donde se le deje trabajar, sin presión, donde tenga rienda suelta para decidir qué jugadores deben integrarlo sin intercepciones mediáticas, donde pueda inculcar una filosofía de juego de dudosa calidad pero sí excelentes resultados...
Conozco pocos entrenadores especialistas en competiciones de eliminatorias y el ex-entrenador del Valencia es uno de ellos. Contrariamente a la experiencia en España (donde ganó dos ligas), dificilmente el Liverpool llegue bajo su mando a pasar del tercer puesto en la Premier, competición que hace 17 años que no gana. Chelsea y Manchester United son dos colosos difíciles de batir en 38 jornadas, especialmente debido a la dificultad de concentración en un calendario tan dilatado. Pero la cosa cambia cuando la competición se reduce a nivel de encuentros y la meticulosidad en el estudio de los rivales y la preparación de los partidos se puede plantear mucho mejor, con lo que cuando los reds se acercan a la recta final de un torneo sus posibilidades de éxito se multiplican en relación a sus rivales.
Rafa se siente como pez en el agua en un equipo de anti-cracks, con jugadores de cierto nivel muy manejables y disciplinados tácticamente. 1 UEFA con el Valencia y 1 Champions, 1 Supercopa de Europa, 1 FA Cup y 1 Charity Shield con el Liverpool (además de las 2 ligas citadas con el club ché) son el mejor ejemplo que al técnico español las competiciones a eliminatorias y a partido único le van como anillo al dedo.
Rafa había perdido la primera batalla ante Mourinho, otro gran estratega. El 1-0 de Stamford Bridge, pese a corto, condicionaba mucho la vuelta ya que un gol del Chelsea (siempre algo más que posible y probable) complicaría mucho las cosas al Liverpool. La clave era concentrarse al máximo, solidificar la defensa, evitar cualquier tipo de error mínimo y apretarle las tuercas a los blues con la ayuda del siempre mágico e imponente Anfield. Todas estas claves fueron aleccionadas por Benítez a sus jugadores y éstos, una vez más, no le defraudaron.
Rafa planteó un once de alto riesgo en el que de principio daba casi por perdida la batalla del centro del campo. El 4-2-4 (variable a 4-4-2 en rombo cuando los extremos bajaban a ayudar a los medios) dejaba via libre al Chelsea para hacerse con el control de la medular, más aún con Lampard acosando a Gerrard cuando el capitán red se hacía con el cuero. Rafa quitaba a Arbeloa, al que el partido de ida se le hizo un mundo, e incluía al ya recuperado Finnan. Bellamy, otro desaparecido en Stamford Bridge era reemplazado por Crouch, en busca de mayor poder aereo mientras que la mayor de las novedades se centraba en la retirada de Xabi Alonso (que entraría a pocos minutos del final) y en la entrada de Jermaine Pennant, buscando mayor profundidad, desequilibrio y verticalidad por banda y sacrificando creatividad y distribución. Carragher y Agger en el eje de la defensa (inmensos en la contención de Drogba, en ocasiones usando la fuerza y la dureza rayando la ilegalidad reglamentaria), Riise como lateral zurdo, Mascherano como único medio centro, Gerrard en la media punta, Zenden en la izquierda y Kuyt como segunda punta completaban el once red.
Mourinho introducía dos cambios respecto la ida, el forzado por la baja de Carvalho (lesionado) por Essien y el de Kalou por el "revelde" Shevchenko (se rumorea que se negó a jugar al saber que no iba a ser titular).
El Liverpool acrecentó su agresividad en el terreno de juego y estuvo concentradísimo en defensa, la gran clave del desarrollo del encuentro. Los reds tuvieron pocas ocasiones (al igual que el Chelsea) y rentabilizaron al máximo el gol de Agger en el minuto 22, un gol de pura estrategia que denota un alto trabajo en los entrenamientos de este tipo de acciones y que el Chelsea se "comió" dejando completamente solo al central danés que remató ante la sorpresa de la defensa visitante, que esperaba un centro al area buscando los centímetros de Crouch en lugar de un pase corto y raso a la entrada del central, que fusiló con la izquierda al fondo de las mallas. Pese a jugar sin organizador y jugar el balón a través de desplazamientos largos (Agger tuvo que subir el balón repetidas veces llegando incluso a superar la línea del centro del campo afortunada y sorprendentemente sin acoso alguno), el Chelsea no empezó a "tocar" y a hacerse con el cuero hasta el 40 del primer tiempo.
Al Chelsea no le gusta tener la posesión y crear juego, menos aún con ventaja en la eliminatoria e hizo lo "justito" con Lampard como único jugador con ganas de distribuir, optando el equipo por los desplazamientos rápidos, en largo y buscando la conducción de Joe Cole y la recepción de Drogba en el interior del área en pelea continua con los centrales del Liverpool. Mascherano se desquitó de la mediocridad de su juego en la ida y se vació en la recuperación de balones y el trabajo constante en el centro del campo. Los extremos desbordaron poco, más centrados en las ayudas defensivas y en el trabajo de recuperación y el 2 contra 1 en la banda que en buscar el centro desde la línea de fondo (los pocos que se probaron llevaron muchísimo peligro). Kuyt batalló como nadie bajando a recibir balones al centro del campo y subiéndolos arriba ante la falta de reparto sin un Xabi Alonso que administrara con sentido el balón. Gerrard fué Gerrard, presente en todos sitios y vaciándose (la recta final de partido estaba cansadísimo).
El Chelsea aportó más peligro por su nombre que por su juego e hizo temblar Anfield en los últimos minutos de partido, donde el empuje inicial del público se tornó en un silencioso sufrimiento ante cada embite de los de Mourinho. Pero salvo una ocasión de Drogba a pocos minutos del final (infarto incluido) que vió como Carragher le "robaba" la cartera cuando preparaba el remate a puerta de un perfecto centro de Ashley Cole por la izquierda, ni Liverpool ni Chelsea crearon ocasiones relevantes en 90 minutos de "tanteo" y minucioso estudio táctico, con poco fútbol y mucha emoción más por el escenario y el ambiente que por los goles o las oportunidades y, como en la ida, un pequeño error (en esta ocasión mayúsculo) supuso el único tanto del encuentro con el que se llegó a la prórroga.
En los 30 minutos suplementarios Kuyt estuvo cerca de dar el pase para la final al Liverpool sin necesidad de pasar por la fatídica tanda pero el juez de linea de Mejuto González vió un ajustadísimo fuera de juego que anuló el tanto y llevó la contienda a los penaltys.
Reina justifició su fama de "parapenaltys" y detuvo 2 de los 3 lanzados por el Chelsea (a Robben y Geremi) acertando además la trayectoria del otro. El Liverpool anotó los 4, otra demostración de intensiva preparación en los campos de entrenamiento (como confirmaba Benitez tras el encuentro) desatándose la locura en Anfield.
Ganó Benítez. Ganó la preparación, la confianza y la concentración. Ganó el trabajo por encima de los cracks y, obviamente, ganó el fútbol rácano y mediocre falto de belleza, espectáculo y plasticidad. Cuando se habla de ausencias constantes de entrenamientos de determinados futbolistas y métodos más o menos dudosos de preparación táctica y física, la minuciosidad y la preparación hacen milagros y equipos de nivel tan "apurado" como el Liverpool alcanzan finales de ligas de campeones dejando "dream teams", "galácticos", "talonarios de Abramovich" y "vedettismos" fuera de la senda del éxito. Obviamente es impensable plantear un estilo de juego de este tipo en un barça o tener una plantilla con jugadores de tal calidad en el Real Madrid. Trabajar en el Liverpool permite esto y Rafa se ajusta a la perfección a la filosofía de todo un club 5 veces campeón de Europa que vibra con 17 años sin ganar una liga porque, pese a todo, "You'll never walk alone".
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Etiquetas: Actualidad, Champions League
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