Llora el fútbol
El derby siciliano no prometía nada bueno. La rivalidad entre Catania y Palermo, ya de por sí extremadamente incendiaria, aún se acentuaba más en el encuentro de anoche, donde ambos equipos se juegan estar en la próxima edición de la Champions. Pero lo cierto es que el objetivo futbolístico queda absolutamente al márgen de todo y se convierte en mera excusa cuando los ultras acechan un terreno de juego.
Sicilia, tierra "dura", sangrientamente conocida por su mafia y su violencia cotidiana, no podía reflejar peor su situación que en un partido de fútbol entre los dos equipos más importantes de la isla. Una auténtica bomba de relojería que ayer, desafortunadamente, estalló.
Moría un policía de 38 años por, nada más y nada menos, la explosión de una "carta-bomba". Suena realmente perverso que en el fútbol se empiece a hablar de explosivos, aunque no lo es tanto procediendo de quienes proceden, de auténticos terroristas que lejos de una siempre dudosa e inaceptable excusa religiosa y/o política, actúan movidos por quien sabe qué. El encuentro ya tuvo que ser suspendido cerca de media hora por el lanzamiento de objetos al terreno de juego, entre ellos gases lacrimógenos que entraron con total libertad al estadio. Pero el pitido final (con 1-2 para el Palermo) aún enardeció más los ánimos de los ultras del Catania que emprendieron una auténtica batalla campal por los exteriores del estadio. En dichos disturbios hubieron unos 100 heridos, entre ellos 70 policías de los cuales otro agente que se encuentra hospitalizado con un pronóstico de extrema gravedad.
Luca Pandalli, presidente de la Federación italiana de fútbol decretó la suspensión de todo el fútbol programado para este fin de semana, incluídos los encuentros de Serie A y Serie B y los de selecciones nacionales intersemanales en el país transalpino :
"Dispongo la suspensión de toda la actividad. El 'calcio' en Italia se cierra. Ya basta, verdaderamente basta. Es una situación que no quiero ni comentar, perder la vida a los 38 años es increíble. Esto no es deporte", dijo Petrucci. Pancalli aseguró que no se siente "capaz de afrontar polémica". "Hay una familia que está viviendo un drama por lo que no debe haber más debate en este sentido", comentó el presidente de la federación.
Según informa a la Gazzetta dello Sport uno de los policías envueltos en los hechos de anoche, todo fué una auténtica emboscada :
"Estábamos escoltando un grupo de seguidores del Palermo cuando, de repente, fuimos asaltados por ultras del Catania. Ha sido una emboscada de guerrilla organizada. Automáticamente el aire se volvió irrespirable, me sentí mal y me desmayé. En el hospital supe de la muerte de Filippo Raciti. Le conocía, era un amigo, un gran profesional querido por todos. Conozco hasta a su mujer. Es una tragedia" comentaba terriblemente conmocionado.
El primer ministro italiano, Romano Prodi, realizaba declaraciones de urgencia ante el conocimiento de los altercados :
"Después de los gravísimos incidentes que se han producido esta noche en Catania, el primer recuerdo va a los heridos y a sus famílias. Siento el deber de decir que es necesario una actuación fuerte y clara para evitar la degenaración del deporte a la que estamos asistiendo de forma dramática".
La propia web del rotativo italiano ha abierto un espacio para que la gente que pudiera haber capturado fotos o grabado imágenes de los incidentes las envie para poder ampliar el número de detenidos e incluso poder descubrir al asesino de Raciti.
Lo de anoche no es más que una nueva demostración que el fútbol sigue terríblemente lacrado por la violencia de algunos de sus seguidores. No se comprende como en un partido de altísimo riesgo como el de anoche se de acceso a seguidores del Palermo al estadio del Catania. Dichos seguidores llegaron escoltados por la policía nada más y nada menos que al descanso del partido. Obviamente todo el mundo es libre de acceder a un recinto deportivo, pero la lógica imperante hace que en situaciones de tantísimo riesgo como las de anoche sea recomendable que, por un día, los aficionados visitantes no viajen para no alterar el orden público y los cuerpos policiales puedan dedicarse exlusivamente a velar por el correcto trasncurso del partido sin perder efectivos pendientes única y exclusivamente de proteger a unos centenares de aficionados visitantes. Acceder a un estadio para ver la mitad de un partido no tiene ningún tipo de sentido más que el de la provocación a la masa.
De todos es sabido la violencia de los ultras del Catania. Este mismo verano fueron protagonistas de un episodio ciertamente vergonzante, en el que decenas de ellos acudieron a un amistoso entre Catania y Espanyol en Austria, invadiendo el terreno de juego a pocos minutos del final y llegándose a encarar con los propios futbolistas del Espanyol que tuvieron que entrar apresurados a los vestuarios.
Incidentes similares se han visto reiteradamente en países como Inglaterra, Grecia, Francia, Holanda o Argentina, aunque casi podrían considerarse un fenómeno global, ya que ningún país se salva de actos tan violentos como los de anoche en la historia de su fútbol. Las autoridades deportivas deberían plantearse la prohibición al desplazamiento de aficionados a campos rivales. Un ejemplo fué el PSG-Olympique de Marsella del pasado año, en el que ningún aficionado marsellés fué autorizado a desplazarse a París ante la recomendación de la jefatura policial parisina que no aseguraba su correcta protección frente la presencia de miles de aficionados ultras del PSG. Pero este tipo de acciones de coherencia y racionalidad deben ser bien encajadas por los mandatarios deportivos y el caso francés no tuvo buena acogida por Pape Diouf, presidente del OM, que lejos de comprender el riesgo que entrañaba la presencia de ultras del Olympique en el Parque de los Príncipes, se declaró injustamente tratado (seguramente ante el acoso y la presión de sus propios ultras) y trasladó a medio equipo filial en señal de protesta. Acciones como las de Joan Laporta son dignas de aplauso. El fútbol debe separarse enérgicamente de los crepúsculos violentos aunque debe siempre imperar la racionalidad. Partidos a puerta cerrada, minucioso control de los accesos, duras penas y exclusión de los estadios para los violentos, colaboración entre clubs de fútbol, prohibición de desplazamiento de aficionados de equipos rivales...
El fútbol es algo más que una excusa para la violencia. Se debe dedicar mucho esfuerzo por parte de todos para apartar esta lacra de un deporte tan fantástico, pero los resultados siempre acaban siendo positivos. Si un club de tanta embergadura como el FC Barcelona ha logrado apartar casi por completo a sus ultras del Camp Nou, porqué no lo pueden hacer entidades más pequeñas?. Gobierno, policia y clubs deben trabajar todos a una y velar porque en los terrenos de juego (y sus exteriores) la gente pueda acudir en paz a ver un espectáculo, y no una dantesca y peligrosa estampa. Alguien se imagina el terror de un niño o un anciano que ayer pudiera haber acudido al estadio del Catania?. La sociedad debe concienciarse de los valores positivos del deporte. Ejemplos de violencia en partidos de alevines son numerosos cada fin de semana y esa es la auténtica raíz del problema. Muchos dicen que el fútbol y sus seguidores no son más que un fiel reflejo de la sociedad...y yo no quiero ser partícipe de ella.
Footgol lanza un fuerte abrazo y un sentido homenaje a la família del policía fallecido anoche con quien llorará su pérdida. Descanse en paz.
fuentes : Marca, Gazzetta dello Sport
Etiquetas: Actualidad, Inglaterra, Italia
6 Comments:
Triste, muy triste lo acontecido en el duelo siciliano.
Estos acontecimientos se han de erradicar y que no vuelvan a asomar la cabeza en el panorama ya no futbolístico sino social.
Salu2
No me parece bien intentar explicar los hechos de Catania con la relación Sicilia-Mafia sicilianos-personas violentas. De grupos violentos los hay en todos los países y en todos los equipos.
Tienes razón Ignasi y no intentaba justificar esos acontecimientos con la presencia de la mafia siciliana. Simplemente era para punutualizar que la isla es un territorio "duro", donde la vida y sus gentes viven en un clima de semi-tensión que les curte más que en otro territorio libre de violencia cotidiana. No es lo mismo haber vivido en Irlanda del Norte o Colombia, por citar 2 ejemplos, que vivir en la tranquila Suecia o Noruega. En consecuencia se supone que las aficiones de equipos de ciudades o territorios "curtidos" por la inseguridad diaria son mucho más duras y radicales que otras y un derby Catania-Palermo prometía violencia a diestro y siniestro. Vaya, no se si me he explicado bien pero en todo caso no justifico lo del viernes con la "cosa nostra" ni mucho menos, pero sí creo que influye en los ciudadanos esa inseguridad con la que se vive dia a dia.
Un saludo
no creas que los territorios "duros" y "curtidos" tienen aficiones mas violentas que los pacíficos. En la misma Italia, los ultras de la Roma y la Lazio son tan peligrosos o mas que los del Catania. Y Roma es una ciudad menos violenta que las sicilianas. La afición del Inter también es fina . . .
Un saludo!!
Por cierto, yo he estado en San Siro y los ultras interistas daban miedo . . . Son miles (10.000 tal vez), no como aquí, donde afortunadamente son mucho menos numerosos. Otros hinchas ultraviolentos son los holandeses, aunque se habla menos de ellos.
Los ingleses tuvieron su culmen en los años 70 y 80, donde su nefasto comportamiento dejó decenas de muertos (o centenas) en Inglaterra y Europa. Aquellos hooligans, ligados a la extrema derecha británica eran auténticos asesinos psicópatas, mucho peores que los del Catania. Scotland Yard metió mano en el fútbol y hoy los campos ingleses y sus aficionados en general son bastante mas pacíficos que los italianos, alemanes, griegos, holandeses, turcos , . . .
Cierto Oscar, aficiones radicales las hay en todos lados. Recientemente veía un video de los aficionados radicales del Hammarby de una ciudad teóricamente apacible y civilizada como es Estocolmo...y vaya tela también. Está claro que no se salva nadie del radicalismo futbolístico aunque creo que, por mi experiencia local, Catalunya siempre se ha distinguido por su "paz" en los terrenos de juego salvo los 4 boixos y los 4 brigadas de turno.
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