miércoles, abril 25, 2007

El protagonista : Kaká

El Milan es un equipo en idílico matrimonio con la Champions. No importan los "moggigates". No importa perder a Shevchenko y recurrir a Gilardino (o a Ricardo Oliveira). No importa jugar una semifinal de liga de campeones en Old Trafford con un jugador de 38 años como central titular (Maldini, para más señas). No importa no tener ningún lateral zurdo en condiciones y recurrir a Jankulovski (quien se comió la marca de Cristiano Ronaldo en el 1-0) como titular. No importa restar fútbol e introducir músculo al centro del campo con dos perros de presa como Gattuso y Ambrosini. No importa si tu portero se introduce el balón en su propia porteria en el minuto 5 de juego. Incluso no importa contar en el equipo con 16 jugadores de 30 o más años, 5 de ellos titulares en la noche de ayer.

El Milan es el Milan y una vez más nunca se le puede subestimar. Si a su condición de equipo italiano con su tremendo oficio, su picaresca, su medido tempo de partido, su paciencia, su estudio exhaustivo, su dibujo táctico y, sobretodo, su enorme suerte se le suma el talento y la brillantez de un jugador como Kaká es mejor prepararte para lo peor cuando te enfrentas a los rossoneri.

El 24 de abril de 2007 Kaká se "comió" a Cristiano Ronaldo. El choque entre United y Milan se plasmaba en el duelo entre los dos "tótems" de ambas escuadras.
Cristiano llegaba con los trofeos a mejor jugador jóven y absoluto de la Premiership, con medio mundo rendido a su excelente juego a lo largo de la temporada, con multimillonarios rumores de fichaje procedentes de España y con el Balón de Oro 2007 en el bolsillo en todas las apuestas. Kaká llegaba con su enorme calidad en sus botas pero con un déficit que le hacía partir el encuentro en un segundo plano respecto al portugués, quien compartía dicho carácter deficitario : La ausencia de consagración en un partido trascendental.
Dicen que los grandes jugadores, los astros, los mitos...forjan su historia en partidos y momentos clave. De poco o nada vale hacer 30 partidos buenos si en el momento de la verdad, en la semifinal o en la final y ante los ojos de cientos de millones de espectadores, un jugador se esconde o no sabe sacar el rendimiento adecuado a su fútbol.
Kaká no apareció en la final de Istambul ante el Liverpool, ni en las semifinales de la pasada temporada ante el barça. En Alemania aún se preguntan si el brasileño acudió al Mundial con la "canarinha" (al igual que muchos de sus compañeros en la cita mundialista).
Cristiano ha tenido menos ocasiones que Kaká de lucirse en una cita única. En el pasado Mundial pasó bastante desapercibido y en el Euro 2004 era aún muy jóven como para pedirle responsabilidades acerca de la dolorosa derrota ante Grecia. La de ayer significaba la primera de las grandes pruebas de fuego que deberá vivir en la larga y dilatada carrera que le queda por delante y el portugués perdió la batalla individual aunque, milagrosamente, no la colectiva.

Los optimistas vislumbraban un encuentro y una eliminatoria plácida con el 1-0 inicial. Pese a las numerosas e importantes bajas (Neville, Ferdinand, Vidic, Saha, Park, Silvestre...) el United disparaba primero y hacía los deberes de forma prematura. Quedaba esperar y tratar de ampliar la diferencia en el marcador para fraguar el pase a la final. Pocos imaginaban que el Milan pusiera muchos problemas a la frágil defensa inglesa (compuesta por O'Shea en el lateral derecho, Evra en el izquierdo y Heinze y Brown en el centro) con un solo punta, Alberto Gilardino, quizás no el delantero más temible del panorama futbolístico internacional. Scholes controlaba a Pirlo, Fletcher "flotaba" en la marca con Seedorf y Ambosini como objetivos y se le dejaba via libre a Gattuso para jugar el balón. Por delante Rooney y Giggs apretaban a la línea defensiva del Milan buscando recuperar y salir a la contra y sentenciar. Incluso Evra se permitía el lujo de sacar a relucir sus continuas y efectivas subidas al ataque teniendo a Gilardino controlado y a Seedorf en "stand-by" en la banda izquierda, relativamente bien fijado por O'Shea, que se quedaba abajo y colaboraba muy poco en ataque.
Carrick tenía en sus botas el 2-0 en el 14' con un remate a saque de esquina que Dida resolvía de forma magistral, maquillando su desdicha en el primer tanto, todo ello sin noticias de Kaká.
Pero cualquier síntoma de tranquilidad y control del encuentro es una falsa sensación delante del Milan, que en el cualquier descuido te "roba la cartera" y te arruina cualquier esperanza de éxito.

Ese instante llegaba en el minuto 22, momento en el que el carioca lograba el empate. Kaká entraba en carrera desde el centro del campo ante el desconcierto de los medios del United que habían controlado bien la circulación del balón en horizontal por delante de su línea de presión pero que no contaban con una brecha abierta en vertical por la que se colara el brasileño de forma fugaz. Seedorf servía al brasileño perseguido por un sorprendido Carrick. Esquivar por velocidad la cobertura de Heinze era el último paso antes de plantarse delante de la porteria defendida por Van der Sar y sacarse un disparo raso cruzado con la pierna izquierda que convertía un gran gol plagado (una vez más) de elegancia y efectividad.
Una acción 100% Kaká que despertaba al "monstruo" y le erigía en el protagonista del encuentro. Conmocionado, el United volvió a la carga, ligeramente tenso y ansioso hasta el segundo mazazo de Kaká 15 minutos después del empate en una increíble e histórica acción. Dida servía en largo a Kaká escorado en banda izquierda. Control del brasileño con un autopase en forma de corto cabezazo quitándose de encima el acoso de Fletcher, sombrero a Evra centrando su posición, suave control de cabeza pasando el balón entre los cuerpos del lateral francés y Heinze, quien llegaba a la cobertura, sirviendo este de nuevo autopase que le dejaba solo ante el guardameta holandés del United, liberado de los dos laterales que colisionaban en un cómico encontronazo. Tremendamente sereno después de tal circense jugada, Kaká resolvía de forma magistral ese pim-pam-pum con un disparo raso, con rosca, al palo derecho de la portería de Van der Sar que nada podía hacer ante esa sensacional, mágica y fantasiosa jugada.

El Manchester se desmoronaba y el Milan se aprovechaba de ello con un Kaká crecido que dos minutos después se encontraba un balón en la frontal del área que disparaba dotándole de un endiablado bote y efecto que el meta del United despejaba a córner con notable dificultad. El dominio de los italianos se hacía extensible a los primeros minutos del segundo tiempo, teniendo Kaká otra gran ocasión de establecer el 1-3 y dejar la eliminatoria sentenciada, fraguando una aún más estelar actuación del mediapunta brasileño ante el asombro y silencio del rebosante Old Trafford. Pero su remate a pase de Seedorf desde la izquierda tras una buena combinación entre ambos salía fuera y la estrella del brasileño comenzaba a apagarse de la misma manera que el juego del Milan se diluía como un azucarillo en el momento en el que Gattuso abandonaba el terreno de juego lesionado.
Sin "rino" sobre el césped y sus constantes coberturas en las bandas fijando las entradas de Cristiano Ronaldo y Giggs, el Manchester encontró más espacios y fué escorando al Milan en su área con una media hora final de partido de pleno asedio a la meta de Dida. Rooney empataba en el 59' gracias a una espectacular asistencia de Scholes en "cuchara" con el exterior de su pie izquierdo y en el 90' culminaba la remontada con un fuerte disparo después de una rápida transición de Giggs que sorprendía a Dida y hacía explotar de júbilo al "teatro de los sueños".

Quizás muchos crean que Kaká no sea merecedor de tal protagonismo. Al fin y al cabo su papel duró poco más de media hora. El resto de tiempo estuvo sensiblemente "tapado". Pero pese a ser corta, su actuación fué tan portentosa y concentrada que resulta difícil encontrar ejemplos de jugadores capaces de rendir a ese nivel en ese lapso de tiempo. Seguramente todos ellos nos remitan a astros como Zidane.
Resulta aberrante ver a Kaká rodeado de jugadores de tanta distancia cualitativa que la que posee y, sin duda, la ausencia de cómplices a su altura futbolísticamente hablando hace que explosiones como la de anoche sean contadas con largos lapsos de tiempo entre ellas.
Será Atenas el escenario de su próximo asalto a la memória colectiva?

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Gran artículo César, gran artículo...

2:31 p. m.  
Blogger César Serres said...

Muchas gracias Luisi!

3:54 p. m.  

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