El análisis : Jornada de Champions
Las sorpresas han sido la nota dominante en los partidos de ida de los octavos de final de la liga de campeones. Tan sólo un claro aspirante a llevarse el título (el Barcelona) logró vencer. El Olympique de Lyon también ganó aunque podríamos considerarle no tan favorito a tenor de su trayectoria histórica en Europa. De todos modos los de Gérard Houllier apuntan a llegar lejos en esta edición de la Champions al haber pasado con nota el exámen del Philips Stadium, toda una prueba de fuego. Si juegan como saben, los franceses serán un rival temible, tanto o más que los históricos.
Sorprendentes fueron las derrotas de Juventus (en Bremen) y Liverpool (en Lisboa) y el empate cosechado por el Inter en Amsterdam, serios aspirantes y que sirvieron de bálsamo para los equipos a los que se enfrentaban y que se encuentran en un estado de forma relativamente bajo. Especialmente extraño fué el tropiezo del actual poseedor del título con un partido muy por debajo de las cualidades que tiene el equipo de Benítez y que no salieron a la luz en prácticamente ningún instante del encuentro. El 1-0 es un resultado trampa y hará salir al ataque a un equipo basado en la defensa. Las contras de Simao podrían dar un susto en Anfield y apear al Liverpool de cuartos.
Si extraña fué la derrota de los reds, más aún fué la del Real Madrid ante el Arsenal, no por estar los de López Caro entre los iniciales firmes favoritos sino por la delicada situación de los gunners que presagiaban de todo menos una victoria a domicilio en un feudo tan complicado como es el Bernabeu, especialmente en partidos europeos. Lo cierto es que, pese a estar aún la eliminatoria abierta, la sensación que dejó el equipo de Wenger da pocos números a los blancos de cara a la vuelta en Highbury, aunque tratándose del Real Madrid, todo puede pasar.
Lo de la Juve podría catalogarse de susto sin más. Los de Capello no deberían tener problemas para superar la eliminatoria habiendo además marcado 2 goles en campo contrario. Lo que deja el partido del Weserstadion es que la Juventus ha dejado de ser ese equipo intratable y de aplastador dominio, capaz de ganarle al Milan y al Inter a domicilio, con un centro del campo y una defensa consistentes y infranqueables. La Juve recibió 3 goles y eso puede considerarse una afrenta a los principios de un entrenador tan metódico y que basa la defensa en el principal ataque de un equipo. Lo de ayer puede servir de lección en un futuro. No hay rival invencible. Partido aparte, la Juventus sigue siendo a mi juicio el principal candidato a llegar, como mínimo, a la final.
Bayern y Milan dejaron un partido en el que ninguno de los dos impuso su ley, aunque el resultado deja muy de cara a los italianos el pase a cuartos. Marcado por el estado del terreno de juego, el partido no tuvo brillo. El ataque milanista (uno de los mejores en Europa) estuvo ausente como ya va siendo habitual cada vez que los de Ancelotti salen de San Siro. El Bayern mostró bien poquito. El gol de Ballack no extramotivó a los alemanes que parecieron contentarse con la mínima ventaja. Makaay andó desaparecido y eso marca mucho a un Bayern que, si todo marcha según lo previsto, se deberá contentar con la Bundesliga.
Lo del Barcelona fué indescriptible. No solo luchó contra un gran equipo sino contra un esperpéntico terreno de juego que restó calidad a un partido en el que la emoción y la pasión compensaron al barrizal y las limitadas opciones que daba al fútbol. Sin Essien, Makelele se vió demasiado solo en el centro del campo y tal factor fué más que positivo para que Deco se armara el equipo a sus espaldas y dirigiera con maestría. La expulsión fué determinante y "Stamford beach" acabó girándose en contra de sus creadores, demasiado exhaustos al tener que mantener tal elevado ritmo de juego con 10 en un terreno de juego tan pesado. Con Mourinho nunca se sabe, pero el Barcelona lo tiene todo muy de cara.
El Villarreal cumplió. Su empate en Glasgow fué más que satisfactorio y el autogol de Peña a poco del final puede considerarse más una anécdota que un problema. En casa los de Pellegrini han de sentenciar sin apuros, puesto que el poco problema que podría aportar el Rangers radica en su estadio y su afición que empuja al equipo.
Las conclusiones son claras : El nombre y la trayectoria sirven de bien poco en la liga de campeones, sobretodo en las fases eliminatorias. Cualquier equipo presente en ellas puede llegar a poner en aprietos a grandes equipos. Las predicciones son del todo imprevisibles... y si no que se lo digan a Oporto, Mónaco o Liverpool.
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